Sobre su obra

Legales ligaduras.

(Acerca de La Ética demostrada según el orden poético)
Por Alicia Silva Rey

He leído La Ética demostrada según el orden poético, de Liliana Lukin
En el espacio de mi lectura, el punto de acceso nunca ha sido el mismo ni yo la misma según iba progresando el libro en mi conocimiento de sí.

Ésa es la causa del procedimiento elegido por mí para hablarles sobre “La Ética”, de Liliana Lukin. Distintas entradas para un mismo texto. Cinco.

Acaso porque la Ética de Spinoza está estructurada en 5 partes, al igual que la Torah,
el Pentateuco.
Y porque “La Ética” de Liliana –entre Prólogo y Apéndice- consta, a su vez, de 5 Libros.

Entonces, casualmente, cinco puntos de acceso:
Cuerpo, Deseo, Reparación, Ética, Orden poético.
Aunque, posiblemente, los cinco nombres con los que he señalado ese recorrido, sean entre sí intercambiables.

Uno-. La Ética demostrada según el orden poético, de Liliana Lukin, conecta sanguíneamente su poesía anterior y la escrita con posterioridad a la publicación de este libro.
Todos los libros que antes que éste moduló como lectora y escritora, inclusive Etica demostrada según el orden geométrico, de Baruch de Spinoza, están en éste.
El dispositivo retórico del libro des-cubre un texto, asiste una búsqueda que marca o ritma esto: lo que las lecturas, le han hecho a un cuerpo.

En lo soñado por el Spinoza de L.L., leemos el otorgamiento de sentido dado por ella
a La Ética Geométrica. Y leemos, asimismo, la hendidura que ningún sueño, en un cuerpo afectado – en un texto afectado-, podría suturar.

Al despertar abriré,
apenas tocando, lo marcado
y gritará: una rajadura
basta para entrar
al paisaje de lo incompleto.

“La aparición de la palabra cuerpo desde el primer libro, pero más desde Malasartes y Cortar por lo sano, espinozea desde ahora, como la escansión de una materialidad en medio del lirismo: ¿qué puede un cuerpo?”, escribió Amalia Sato sobre la poesía de Liliana
“Se trata de lo que las lecturas le hacen a mi cuerpo”, responde L.L. en su ensayo “Deshilvanar. Fragmentos”.

Dos- “Pocos filósofos han merecido alcanzar el estatuto de un gran viento calmo”, dice Deleuze, de Spinoza.

A mí me parece que La Ética demostrada según el orden poético de L.L., es a su obra sanguínea, orgánica, clarividente, eso que Deleuze dice de Spinoza: un gran viento en calma.
La pepita de oro del concepto en lúcida articulación con lo lírico.
Liliana piensa poéticamente Spinoza y en un acto de lectura desprejuiciado, se atreve con su Ética, se mete con ella, podría decirse. Y ella con ella.

El Spinoza de Liliana Lukin dice que sueña.
Habla, piensa o escribe más allá del momento de soñar. Pero no hay más allá.
El relato de su sueño es sobre la legalidad del mundo.
La diversidad en la unidad. El gran sueño de todos.

El deseo humano como respuesta a Otro trascendente que no encarna sino que escribe o se manifiesta en la escritura. En la lectura.
El deseo como motor del ser: saber hacer, saber pensar, saber decir.

Desde la propia finitud alcanzada se habla para decir que se ha soñado:

He soñado una alianza entre el verbo
y la esperanza, aunque la vida sea
inmadura a nuestros sueños
y las personas más difíciles
que la voluntad.

Conozco bien las Cosas del Mundo,
y la pulida lente me enseña
cómo se estrellan
contra el tiempo los seres fatigados,
pero he soñado.

Tres- Tikún Olam es hebreo y significa “reparar el mundo”.

“Todos nosotros somos herederos del fracaso de los grandes mesianismos del s. XX. Poemas como los tuyos, Liliana, nos alientan a insistir en el “Tikún Olam”, aunque probablemente al precio de nuevas derrotas. Seguiremos insistiendo.”, escribió Alberto Szpunberg sobre “La Ética demostrada según el orden poético”.

Reparar el mundo es reescribirlo: se crea un universo representado como recipiente que no pudo contener la Luz Sagrada y se rompió en pedazos. Esto es Tikún Olam. El Universo que conocemos estaría literalmente quebrado y necesitado de reparación. En consecuencia y según legales ligaduras, la gente ayudaría, se ayudaría, literalmente reparando Universo y Humanidad a través de sus acciones: Tikún Olam, el sueño de todos.

“La Ética” de L.L. demostrada según un orden definido como poético, remite a otro orden leído políticamente por ella – la Ética de Spinoza-, que a otro orden remite:

Algunos sueños son
mejores que otros,
porque parecen una fuerza natural
donde me pierdo
en otros que los sueñan conmigo,
son felices,
más fáciles de recordar
y antiguos: como si fueran
lo que llamamos –todavía-
“el sueño de todos”.

4- ¿Y quien de nosotros no se supo, aunque sólo haya sido en sueños,

(…) “echado, expuesto” (…)

(…) “puesto fuera,
temido y desoído y siempre
a punto de caer”?

¿Quién que haya podido alcanzar el “saber alegre” como “virtud” , podría no saber, como Liliana escribe en su Ética, que

“(mi) su llave abre hacia / adentro, / donde solo hay / sombra, perfume y rumor/
de hojas y de viento”?

Porque en este saber, ubicable en la ética del bien decir,

“como en todos los
bellos sueños humanos
la puerta da a un jardín.”

Cinco- Dice L.L. en su ensayo “Deshilvanar. Fragmentos”:

  • Se trata de lo que las lecturas le hacen a mi cuerpo.
  • Se trata de pensar, no ya con Spinoza, que “nadie sabe lo que puede un cuerpo”, sino lo que una historia de lecturas puede hacerle a un cuerpo.
    ¿Qué le hacen a mi cuerpo? ¿Qué le hacen a un cuerpo social? ¿Qué le hacen al cuerpo de una sociedad que no lee (ciertos) textos? “.

Entonces:
La Ética de Spinoza como lectura que interpela el cuerpo, los cuerpos, instruyendo la escritura.
Y en esa acción del cuerpo interpelado, inscripto por la lectura Spinoza, podría situarse La Ética demostrada según el orden poético, de Liliana Lukin. Texto que, habiendo recibido de otro texto un sentido, lo transfiere a una voz en primera persona del singular que re-crea significado por la vía regia del sueño, del cuerpo.

“El Universo –dijo Borges leyendo la Ética de Spinoza-, comprende todo lo que existe. Nos comprende a cada uno de nosotros. Comprende esta tardía tarde posterior a la muerte de Spinoza, comprende toda nuestra vida, lo que soñamos, lo que entresoñamos, lo que hemos hecho, comprende la historia universal, y todo eso también es Dios.”

En el sueño,
subido allí encorvándose
bajo el saber,
como si realizara
en la carne
una porción del sueño,
él me alcanza un libro
que olvidaré nombrar
en la vigilia.

“El párpado cerrado es la única posibilidad de retiro, de constatación que posee el sujeto”, leyó con sabiduría Nicolás Rosa en Cortar por lo sano, de Liliana Lukin, describiendo lo que él llamó entonces, “el aparato de realidad” de su poética.

El párpado cerrado bajo cuya palpable materialidad se sueña una Ética en construcción, produciendo esta escritura que emerge de un Otro textual, lo deletrea, lo reescribe, lo consagra el cuerpo de su lectura.

Entonces, finamente, secretamente, bajo los párpados, en cuerpo-alma, como un mantel continuo, la plenitud, hendida, de la cosa soñada: el deseo como motor del ser: pulir, pensar, escribir:

Más allá de la felicidad
no tengo virtudes.

La perfección de mi sueño
está en que sueño.

dice Liliana que Baruch dijo.

2011