Carne de tesoro

Editorial Sudamericana,
Buenos Aires, Argentina, 1990

semilla

Madre ha sabido dejarnos solos
y nada que yo escriba ahora
será como habernos sabido dejar

(lo suficiente es siempre escaso
no colma la sed un solo vaso
cuando lo difícil es beber)

Madre ha podido con nosotros
y del montón hizo nuestra soledad

cumple

cayendo en tul de plumetí
la serpentina
sarcófago de la tarde esas cuatro torres
y en el medio: patio de leche ornado por la fiesta

serpentinas papel crepé guirnalda el aire
un techo de figuritas huecas sobre el juego

agudo jirón de piernas tristes y
esa mancha escondida en el charol
media de puntillas y el vacío del cuerpo:
algo de ya estar solos en la hebilla

la madre se afana el padre mira
tocados de cotillón para reinar la mesa:
utilería de canapés el reino

simulacros la condición:
alegría alegría

risitas murmullan gritos gritan
ay se nombra el goce
pozo de la piedad esas cuatro paredes

los hermanos bailan posando delgadeces
de edad: ausencias
sobre escenografía dísnei a la témpera
según pasan los años
cartulinas que tapan el descascare de la cal

cayendo en serpentina sobre el patio

que los cumplas feliz

espina

esa tarde de castigo espiando
el juego de otros hace virutas
fino polvillo de amor en la penitencia
que de lo recordado ensucia márgenes:
el vano de una puerta
medio ojo en la pena y medio
en la sombra de la madre

vista desde adentro inclina
lo recordado hacia la luz: los otros
en risa de movimientos
(vida sin pausa ante ese ojo)
mientras allí en el ojo crece
la carne de un tesoro atroz

un cuerpo dócil a la disciplina
se preserva en la ensoñación
de chiquito hace virutas del amor
polvillo fino hace
y tararea

hijos

he dejado atrás un cultivo

verde sobre dorado no, ni
espigas ni surcos ni recortado
cuadro de ondas al viento no

de carne el cultivo de carne
luce otro color oh natura
un pálido ocre o rosa o nada
que tenga sentido escribir

de esta cosecha: esclavitud
y de ésta: el bruto amor salvaje
la blanda pasión sin fin de unas
criaturas

mudanzas

para que estés más cerca de tu preocupación
decidí cambiarme de lugar:
tu preocupación
merece que duermas a su lado

una luz (como en tantos poemas
hay) una luz fraccionada en la idea
del poema:
cae sobre tu rodilla o sien
y cae sobre el lado claro de las plumas
que tu almohada añade al preocuparse

para que estés
más cerca de quien merece
hay un lugar:
cambiar estas palabras
hacer un edredón con las ideas del poema
apoyar sobre él la triste la cansada
cabeza. Que duerma.

Destapado de mí.

el sueño

persigue lento
su dulce objetivo que está en vida

hace sombra donde se apoya
la madre al parir huele
el deseo: una orina vieja
que a nadie
dará de beber

él sabe y persigue
con amor no exento de mentira:
olores quedan cuando lo real
gobierna en pie
royendo

falta que hace: su gangrena
anotando amorosa
lo que no despierta: ¿lugar?
¿superficie del cuerpo?
¿cultivo: no rosa ni ortiga eneldo?

obesidades de la memoria
secretan
jugos que a nadie dan paz
úlceras en lo liso
apetitos: soñar más
la misma secreción:

allí se vive
drenando
una condena que a nadie
dará de comer

II

no tener adónde ir
dentro del sueño
o una vez despierto el ojo
que él –el sueño- sea
el lugar donde volver
sin amparo: así

él –no el sueño lo soñado- él
su repetición es una amenaza
un placer insoportable
a la vigilia

(ceniza turbia cayendo
y cubre: espesas las imágenes
falsas que recuperan: lo deseo)

pero basta ya parece decir (ella)
aquello donde no hay reposo
deja de ser lo posible: asola

y no hay lugar para reir así
ni verde ni seco no hay
y él –lo soñado- él despide
humores viejos ácidos
oxida la paz con su ausencia
de palabra (de cuerpo)

debería él estar y no sería
soñado vuelto a victimar
en carne fresca aún (amado)

tierra prometida de nadie
no ofrece felicidad: asola

refriega sin pudor a ojo despierto
ni verde ni seco lugar
adonde ir después

modos

carne
para ofrecer

parada en una
mesa de café que obliga
al equilibrio de los ojos

yo en cualquier momento
me caigo
ella parada me sostiene
desde sus dedos que no saben
qué necesito
y qué
deseo desear

la mesa la
cama el cuerpo
estas sábanas como trapos
sucios
el espejito espejito
de la vida
envuelto en las sedas de olvidar

yo salgo de la escritura
para entrar a otra caída

ella me levanta antes aún
me lava las heridas y besa

es así
como se cose lo pasado y lo por
venir

lo protegido es una parodia de salvación

líneas

¿y si no hay nadie?
¿y nadie acude o viene?
¿si durmieron mal (como a la luz
de mis propios sueños)?
¿si hubo un llanto cortando
su fluir su andar en la mesa
(con el plato de borde pintado)?

¿si no oyen o no quieren oír
o no saben (dulces
ruidos se hacen allá afuera
entre árboles inocentes y deseos
culpables)?

¿si no abren o no pueden
aunque corran a mí y me hunda
en la ficción de esos brazos?

¿y si ocurre que hacen el amor
o beben (a la luz
de lámparas que apenas calientan)
o hacen ademán
de verme escuchan andan vienen?
¿qué haré?

decir: el pezón es mordido por el bebé
y ella y él se revuelcan
en el amor de sus cuerpos desiguales

¿es suficiente?
¿aclara la escena?
decir: la palabra todo cuando
creía en ella
es ahora un pobre
pantano prófugo de mí
¿explica?

bien: se trata de lo que no se puede
es claro

volverse siempre a ese lugar

(donde trepábamos álamos al borde
del ligustro cediendo
a otra infancia que venía por lo suyo)

se trata de los años
es claro

un buen recurso para la veladura de escribir

(y tanta letra impresa que hemos amado sólo
el instante de dar vuelta la hoja)

decir: Pessoa y Celine en amable maridaje
hacen un nudo que no puedo ver

¿eso?

¿y si no hay de veras nadie
y quedo en evidencia
y ellos acechan y callan

¿pero no hay nadie?

el tiempo es así o asá y el sol en el papel
ciega y hay mar
mar en la calle más allá de mí
sucio de cáscaras y plásticos el mar
y entre todos los humanos que gozan
el bebé goza más

y ya nunca será suficiente

todo ésto decir haber escrito
¿hace alguna pulpa en la mañana?

¿y si no hay nadie?