Construcción comparativa

Alción Editora, Córdoba,
Argentina, 2003

“Plaquette con 7 poemas, Edicionesdelanada, Santa Fé, 1998”.

Como un instrumento musical
pequeño -una armónica-
cabe entre las manos
y es el calor del aliento
el suave aliento pasando
lo que le dibuja melodías

así brillante en huecos alineados
según la simetría de un panal
se desordena y posa
la idea de la cosa
que es mi cuerpo
cuando supone amar.

Como una armónica
que imprevisible gime
latiendo más alto
de lo que se espera escuchar
y desciende – hiende- al murmullo
del deseo de una música

así en el hueco de las manos
-los labios penetrando en el metal-
vibro del aire porque no es sólo aire
y el temblor de los dedos
y la presión de las palmas
hacen de mi carne carne
y de mi respiración dulzura
soplos en el silencio
que buscan no desamparar

II

Como una ciudad abandonada
donde está intacto
el aire de los muelles
y la música de las esferas
gira en la bruma de aguas que se van.

Suspendida e intacta
sin que el tiempo de las sirenas
que aún suenan cada hora
haya dejado vidrios rotos o basura:
una maqueta
de ciudad en movimiento

eso impecable y sola
en la función prolija de nutrir
los canales y las fuentes
de mantener la red de luces viales
y el cauce de los tránsitos ausentes

a veces un desborde que limpia
restos o bien desbordes
provocados por la memoria
del exceso en el lecho de los ríos.

Ciudad abandonada una
criatura a disposición pero bañada
por el misterio de la extrañeza
(la lejanía del contacto
entre una piedra y una mano)

III

Como una constelación
que vista desde la tierra supone
brillo y quietud – destello y suspensión
pero hormiguea y gira
acomodando su sonido
a un disimulado frenesí
así: clarísima y autónoma
sin detener nunca
cuerpo ni pensamiento
-el pensamiento del cuerpo-
actuando sobre un espacio
de sombra y luz
para sostener en el vacío
la consistencia
de polvillo
su carne estelar: piedra
en el aire
fuego en el centro
de la piedra
equilibrio para dibujar
a la mirada formas
y mitos a la imaginación

como una constelación
inventa su plenitud
en la armonía así
deviene ella misma su estar
en la órbita de astros y satélites

ni necesaria ni inútil
su belleza no es otra
que la que figura una lente
(a miles de kilómetros) al ojo
deslumbrado:
una nueva
combinación de cristales
donde lo real -otra vez-
brilla por su ausencia.

IV

Como un tren en la noche
dejando paisajes sin tocar
se acerca desde lo oscuro al día
asi en el lento vaivén sonoro
el rodar de una idea
hace su viaje destinada a llegar
entre siluetas más o menos inmóviles
al corazón de tus tinieblas.

Como un largo tren
cuyas luces son para el afuera
un faro soluble en el tiempo
del transcurrir entre dos puertos
asi va la vida sobre rieles
hacia un amparo elegido
como estación y como fruto
haciendo el centro del viaje
en aquello que estará a la espera.

Un tren en marcha
que de todos modos se detiene
aquí y allá en puntos necesarios
para la estrategia de avanzar.

V

Como un barco que hunde su materia
para deslizarse en lo superficial
así liviana en la profundidad
mi estela corta en dos el aire
para abrazar en lo denso de la espuma
al amable navegante que hay en vos.

Así como un barco
completo de su misma trayectoria
pone la brújula en un punto
que no es cercano ni lejano
sino que está al otro extremo
y es por eso suficiente
en la necesidad de llegar
está el secreto de las máquinas
que nunca cesan de construir
su música bajo los pies.

Apenas un barco: habitado
por extraños pasajeros
que no modifican la estructura
pero ocupan su lugar
en tránsito hacia una tierra prometida
eso: un barco que puesto a navegar
como por la mano de un niño
en el estanque
sueña con las aguas de este mundo:
un pez en su elemento
no sería menos feliz.

Así surcando mares
y siempre a la proa de sí misma
en la inmensa noche
las más de las veces sin estrellar
“yo no quiero que nadie a mi me diga
cómo es de amarga y triste
la negra soledad …”.

Como un barco
-cuya tripulación solidaria canta
para cubrir la tempestad-
cifra su dirección y lee en el viento
el sentido del viaje
así cubro las olas
con el placer antiguo de avanzar
hacia la lengua de tierra
que cada vez
me ofrece un ancla y un camino.

VI

Como una lluvia de otoño
que ni refresca
ni aumenta el temporal
pero hace sonidos extraños
sobre las hojas caídas
y desplaza de su centro
de gravedad
el estado de las cosas

temblando de placer
en la tibieza del dolor
y ardiendo al contacto
con la piedra caliente
o helándose de igual
perplejidad

así cayendo en ráfagas
de más o menos intensidad
según la furia
de un viento secreto
y poderoso

creando arroyos de fuga
hacia adentro
y dejando espejos
de agua tranquila
para el trabajo de la infancia.

Como una larga lluvia
persistente
en el surco abierto
por los pasos
deja su hilo que nutre
o que perfora

así ella formaba
de su propia materia
la imagen del llover
lloviendo en los seres
que adoraba
con ternura pertinaz
fugaz y eterna
en la repetición de su dulzura

una llovizna
eso tras la cual brillan
en el aire cristales
o momentos
y todo seca en lo libre
del aire su verdad
pero ha llovido:
no hace
ni frío ni calor
aunque un temblor
recorre
el saber que los amantes
guardan del olvido

como una lluvia

VII

Como una flor carnívora
que cierra su corola al caer
la tardecita

ella
se cerraba
sobre una imagen
de las cosas
y al abrir
brillaba húmeda una idea
la vulva de una rosa.

Como una flor carnívora
el fragor de la pelea
necesita
porque devuelve al tener
su justicia
y al querer la voluntad
de búsqueda infinita

así
como una flor
para llegar a comprender
una vez y otra vez
lo cruel
ella
cerrando su corola al caer
la tardecita.

VIII

Como una rama
cargada de frutos balancea
al rumor del viento
al ritmo del rumor de un viento
su pesadez
su carga en liviandad
y no se deja caer

ni deja que caiga
aquello que de sí brotara

así posadas en lo endeble
ellas hamacan su sentido
en la certeza del quiebre
más repentino cuanto más
pesado está el corazón.

Como la rama de un árbol
que sostenida en el vacío halla su ser
y olvida que caer es posible

así al rumor de unas palabras
al rumor del rumor
de esas palabras
ellas caminan en un hilo
y arman la red
haciendo del sonido un alimento
y del vacío una casa.

Como una rama balancea
sus frutos mientras mece
una y otra vez su humanidad
desprendida del árbol
y golpea
la ventana más alta de la casa

así ellas desprenden
posadas en lo endeble
el perfume de una idea el transparente
perfume
de esos cuerpos maduros
que dan en las conciencias golpes de hoja
sacudidas levemente
por un amor que ondula
-siempre ajeno-
entre sus brazos sabios
de inocencia y maldad.

IX

Como un grito
que se expande en el tiempo
y continúa
lejos del motivo
así ella era un sonido
independiente
del impulso inicial
una fuerza que giraba
en el oído
después de haber
caído ya el sonido

como un grito
desgarrada y haciendo
su herida en el vacío

así ella labraba
en el finito
contorno de los días
su diapasón de oro
y de granito: una boca
ardiendo.

Como un grito
llamando aguda
a iguales furias su voz
en la noche cortaba
la niebla
y en el día abría
párpados que aún pueblan
la soledad
de gritar.

Así
ella seguía siendo
más allá del cuerpo
despacito
volviendo al centro
del dolor
para cerrar el sentido
al fin abierto

y avanzaba
en el aire del mundo
su delito
de levantar la voz

como un
grito.