Descomposición

Ediciones de la Flor,
Buenos Aires, Argentina, 1986

Pandora huele

una palabra
si se guarda mucho tiempo
larga heces
materias hirientes
al ojo y al oído
humedades
hace
sangre por varias de sus partes

no se pudre
dada su condición
de testigo de cargo

pero apesta

La boca

el silencio que has hecho
hondo y dulce
deja babas
sangre seca
sobre la curva
de lo callado
que hunde y no
penetra
el silencio que haces
hondo
deja babas
envuelve
con delicadeza
no da paz

proceso

hay aquí un silencio oscuro
que nada tiene que ver con el silencio

aquí un silencio grueso
de bordes evidentes y sonoros
un silencio
como mirar al asesino en los ojos
mientras se recuerdan los ojos del asesinado
una quietud
que nada tiene que ver con el movimiento
ni con el deslizarse de las cosas
sobre la superficie de la necesidad

una tristeza hay
que nada tiene que ver con las grandes pasiones

hay un silencio aquí que nada
tiene que ver con las palabras

haciendo barro en los cuerpos
esa triste música

un naúfrago acaba de nacer

parecen cuervos
esos dedos
agitándose
sobre el agua
anclas mordiendo
esos círculos hondos
que miran el oleaje

nada
hace pensar
en un ahogado

pero nadie
tiene olor
a tierra

junio, 1982

y si cadáver fuera
nada
más que cadáver seca cosa
feneciéndose
y más cerca de nada
que aquí

si sólo fuera
esa
tarda impresión de quieto
y aún

si solamente
enfermo
dejara
si solamente atribulado
o extenso en el mirar a quien
lo viera

color de no decir
color de cuervo ala de callar
diría
pero a escuchar hemos venido:

(dolor no era / más que el miedo
y hambre no era / más que el dolor)

y quien quiera oir
que oiga
cómo dejaron años
vacíos de llenos de
cómo en no saber se hizo lo ausente
dolor era
uno solo

dolor era tal que vestía