EL LIBRO DEL BUEN AMOR

Wolkowicz editores, Buenos Aires,
Argentina, 2015

(Versión ampliada del libro
casi homónimo de 2010)

El instante en que un sentimiento penetra el cuerpo
es político. Esta caricia es política.
Adrienne Rich

Hay una estupefacción por debajo del esfuerzo de
continuar hablando, un escalofrío de derrota en el centro
del remolino.

(expurgo, vituperar, palabras que exhumamos -agregar ésta-,
en nuestra correspondencia*, del arca distraída del lenguaje.)

Un gran gran esfuerzo, con su consiguiente felicidad provisoria.
Detrás el remolino, la estupefacción, el escalofrío de derrota.

“en el pecado está la penitencia”

El fantasma dejará de alojarse.
Estuve allí, vengo de allí,
no como trizas sino como trazos,
veredicto:
ahora está todo terminado,
menos la pena que empezó
y no
terminará.

I

Vivir ardiendo y no sentir el mal.
Gaspara Stampa

Fiesta

esto que apresura la penumbra no es un movimiento natural determinado por la hora, el sol, las nubes, cierto aire de tormenta: es la aflicción que vuelve y no tiene forma ni sonido, el derrumbe o derrame de sentidos que imaginé más fuertes que la pena de los hechos: actos pequeños, feroces, como de niños sin inocencia.

He disfrutado del poder de poder: asqueada me escucho gritar y me padezco ante el oído ciego de lo hermanado que se desgarra.
 
¿qué importa lo que se dijo allí, contrastado en el ojo de un suceder público y secreto, sus signos reptantes, su incontinencia mordaz?
Lo que se dijo no es mayor que lo que se hizo.
 
Alcanzar la calma, aceptar un vacío: limpiar un espacio en el pasaje de las emociones: escuchar un silencio como ideas líquidas que cavan el pensar, aceptar un vacío y ver con estupor que no hay vacío, hay aflicción.

II

La escritura es un oficio distinto al de la vida.
Herta Müller

Fin de fiesta:

el universo
como cantera de muertes
prematuras,

mal
olor a la mala conciencia,

de la historia singular
fosas plurales,

en lo que el grito no se oye,
la risa vaga por el reir de la tierra:

y esas miradas que actúan
lejos de la pregunta por el origen:
dónde empezó, qué error, en qué
larva inacabable ha tenido lugar?

III

El mal, no los errores, perdura,
lo perdonable está perdonado hace tiempo, los
cortes de navaja
se han cerrado también, sólo el corte que produce
el mal,
ése no se cura, se reabre en la noche, cada noche.
Ingeborg Bachmann

He descubierto una rama de odio
en la magnolia del parquecito:
no es de nadie el árbol, el paseo,
el descubrimiento.

De quién es el odio?
Ama la magnolia su brote,
su rama que estalla a punto
de floración bella y blanca?

Qué estupor ver esa especie
creciendo, su inocencia
aparente en la forma de
encarnar,

qué deseo de un
alerta a los sentados, los solos,
los amantes de la sombra,
decir: cuidado allí, cuidado así

yo misma asustada
todavía, conjeturando sobre
modos sorpresivos de proliferación
de un sentimiento

en el reflejo del cristal que el hielo deja
en el tapiz, el musgo en la terraza,
dentro del poso de la taza de café,
hay un odio que crece para alguien

en el cuajo de leche y en la cepa
del vino y en el hilo de coser
puede haber odio.

Camino hacia la zona de luz,
salgo del bosque casi artificial,
de utilería los bancos en la grava,

llevo la rama
pesada, todo lo que miro
se enturbia en el agobio
del recuerdo de un árbol.

Mala semilla durmiendo
entre nosotros, para siempre burlados
en la idea de un Jardín.