Sobre su obra

Una palabra salvaje

En Página 12, Suplemento Cultural, 1987
Por Jorge Warley

Esta poesía de Lukin es un pequeño teorema que tiene como hipótesis que el silencio es imposible y que el poema es su demostración. Dice también que todo poema es la construcción, todo lo efímera que se quiera, de un espacio de producción, de mirada, de deseo: es la marcación de un territorio.
Y Descomposición no apunta al fuertemente codificado lugar común de la poesía como quiebre y transgresión constante de una lengua reglada, sino, por el contrario, vuelve presente un campo de totalización. Muestra, escarba, señala los deshechos con que el texto trabaja, el olor de los cadáveres, las frases reprimidas, los cuerpos corroídos. Descomposición (1980-1982) marca el lugar particular desde el que la poesía habla la historia, se convierte en memoria.
A contrapelo del credo poético que fundaron los poemas de Pizarnik, escribe: “una palabra /si se guarda mucho tiempo /larga heces…”y el poema es en sí mismo descomposición, “apesta”, el silencio no existe como elección, la boca cerrada “deja babas”, chorrea. El olvido y el silencio son imposibles; especie de principio de conservación de la energía o de historia evolutiva de la lengua: el poema crea otras palabras a partir de las palabras silenciadas y las que no se pronuncian, el poema es pura memoria de aquello que no se puede recordar pero permanece como materia descompuesta. “Esa posición fuera de sí” es la que permite al poema el trabajo de armado; el no ser historia permite hacer historia, convertirse en memoria de los cuerpos, “este lugar es /zona de privilegio /para mirar el estallido: lenguaje social donde….”.
Descomposición es uno de los libros de poemas más interesantes que aparecieron en los últimos años. Tal vez, a partir de él convendría empezar a atar cabos. Poner en tándem, por ejemplo, esta Descomposición con los “Cadáveres” de Perlongher, para leer la poesia de otro modo, dejando de apelar a dos o tres preceptos teóricos que todo lo legitiman y obligan a leer toda la poesía con el mismo gesto de monótona y aburrida sabiduría y reintroducir en la lectura una palabra salvaje que hieda y conmocione como la foto de un cuerpo muerto”.