Entrevistas

La desnudez y el desnudo 

Revista La Guacha N° 9, 1999 / Sobre «retórica erótica»

Un libro de poemas en prosa construido a partir de la “relación” con un conjunto de fotos. Fotografías de mujeres desnudas, apenas veladas, con disfraces, acostadas, de pie, caídas, ofreciéndose, fotografías del siglo pasado, estereoscopías, postales eróticas, fotos de estudio de principios de siglo.

Una historia de amor narrada por estas imágenes: la historia de un nacimiento y una caída en textos que conjeturan lo que ella, que sólo parece invitar a los sentidos, piensa del  amor, del erotismo, de su sexualidad, de él, que está siempre ausente de la imagen.

Cada vez, en cada foto, neutra, ambigua en su significar simbólico, donde todo sentido está ya atribuido, el texto será otro desafío a los límites del lenguaje con el que hablar del cuerpo y de una ética, una moral, una estética del sentimiento.

Ella nunca está desnuda tal cual es, ella está desnuda como el espectador la ve.

¨Los hombres miran a las mujeres. Las mujeres se contemplan a sí mismas mientras son miradas. (…) El supervisor que lleva la mujer dentro de sí es masculino: la supervisada es femenina.” Kennet Clark diferencia entre desnudez (nakedness), estar sin ropa, y desnudo (nudity), una forma de arte, un modo de ver propio del cuadro o la fotografía, fuertemente convencionalizado por la tradición .

La desnudez se revela a sí misma, el desnudo se exhibe.

El desnudo está condenado a no alcanzar nunca la desnudez¨, dice John Berger.

Me propongo cruzar esa línea mediante la puesta en letra de la mudez de toda fotografía, postulo una palabra que hable del enigma del deseo, que en la frontera entre lo real fotografiado y el cuerpo erótico femenino por un lado y el símbolo y el mito por el otro, diga lo que la  cultura ha prohibido decir.

Dice Pierre  Klossowski ¨Ciertamente, cuando Diana invisible observa cómo Acteón se la imagina, piensa en su propio cuerpo, pero ese cuerpo en el que va a manifestarse a sí misma lo toma de la imaginación de Acteón¨.

Quiero situar la obra entre ¨el disimulo del ser en el lenguaje¨ y la posibilidad de una conciencia mayor que el silencio: cómo escribir ¨más allá del pudor¨, como quería Nietzche, enseñar lo inenseñable, ¨o bien callarse o bien decirlo todo¨.

Diosa Blanca, Amante Invisible, Bacante, Mujer Fatal, todas ellas son el fantasma que recorre las fotos, pero los textos asumen la idea de que ¨si la palabra expresa cosas que usted juzga innobles por el solo hecho de ser expresadas, esas cosas permanecen nobles en el silencio : no hay más que realizarlas¨, como se  dice en El baño de Diana.

La verdadera transgresión teórica sería lograr que los poemas impriman sobre el desnudo (sobre la convención de lo deseable) la verdad de la desnudez, eso vivo que no es arte, que no está allí, sino fuera de lugar, siempre: escribir una palabra que diga esa desnudez y la coloque en el alma del ser (el cuerpo) que la exhibe. Porque el cuerpo y la  palabra son la misma Cosa.

En un libro donde la imagen dialoga con la letra, una escritura a mano, con letra caligráfica, será el dibujo obsceno de esa letra, un cuerpo también en desnudez, que reduplica con lo erótico del trazo aquello de lo que escribe: de ella, La Mujer, se sabrá Todo lo que no se ve.