Entrevistas

Lukin: Letra y Cuerpo

Suplemento cultural del Diario Perfil, domingo 7 de octubre, 2007

–¿Cuál es el primer libro que recuerda haber leído?

Las aventuras de Perucho y Naricita, de Monteiro Lobato, 23 libros encuadernados en cuerina verde…pero seguramente antes hubo otros, muchos, libros para niños.

–¿Cuál es su autor favorito vivo?

Julia Kristeva, sobre todo por su proyecto de ensayos biográficos “El genio femenino”, sobre Hannah  Arendt, Melanie Klein y Colette y El porvenir de la revuelta, un libro precioso.

–¿Qué libro se llevaría a una isla desierta?

Las obras completas de Thomas Bernhard, de una diversidad y complejidad conceptual inagotables, las cartas de Kafka, de Flaubert, los diarios de Virginia Woolf.

–¿Cuál es el último libro que leyó o qué está leyendo en este momento?

Velos, de Hèlene Cixous y Jacques Derrida, la poesía de Paul Celan y de César Vallejo, todo de nuevo, los ensayos de Walter Benjamin y la Etica de Spinoza, que leo como poesía.

–¿Qué libro reciente no pudo terminar de leer?

Lugar, de Juan José Saer, cuya escritura anterior me marcó profundamente y Estética de la resistencia, de Peter Weiss,  La muerte de Virgilio, de Hermann Broch y La hermenéutica del sujeto, de Michel Foucault,  porque son libros enormes, y los dejé descansar.

–¿Qué libro quisiera releer pronto?

Indicios terrestres, de Marina Tsvietáieva (sus diarios de Moscú, de 1917 a 1919), Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, la poesía completa de René Char y Edmond Jabés,  Supongamos que me llamo Gantembein, de Max Frisch, los cuentos de Platonov, El bosque de la noche, de Djuna Barnes.

–¿Cuándo escribe?

Momentos atesorados, esporádicos, siempre de noche, cuando hay silencio y soledad. En verdad, sufro la postergación del deseo de hacerlo, invento la posibilidad cuando ya no aguanto la presión de ese deseo: en mi cotidianeidad no he podido reservarme ese espacio.

–¿Quién debería ser el próximo Nobel?

John Berger , porque su proyecto “De sus fatigas”, compuesto por Puerca Tierra, Una vez en Europa y Lila y Flag, me pareció, en su momento, una renovación de la narrativa y esos relatos me dieron un enorme placer. Si estuvieran vivos, Thomas Bernhard, Peter Weiss, Marguerite Duras, Hermann Broch, Simone Weil, lo hubieran merecido, entre tantos que no lo recibieron. W.G.Sebald, al que seguramente se lo hubieran otorgado, por su Austerlitz, también.

–¿Cuáles son sus rituales o supersticiones a la hora de escribir ?

Una lapicera que me guste, un cuaderno artesanal, un café.

–¿Cuál es su comienzo favorito de la literatura universal?

Recorrer toda la biblioteca, releer, tarea deliciosa pero imposible, traicionada a veces por las traducciones. Busco en el amado Borges, en el idioma de los argentinos:

“Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar. El espejo inquietaba el fondo de un corredor en una quinta de la calle Gaona, en Ramos Mejía; la enciclopedia  falazmente se llama ….”, de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, o bien:

“Nadie lo vió desembarcar en la unánime noche, nadie vió la canoa de bambú sumiéndose en el fango sagrado, pero a los pocos días nadie ignoraba que el hombre taciturno venía del Sur y que su patria era una de las infinitas aldeas que están aguas arriba…”, de Las ruinas circulares, ambos cuentos de Ficciones.