Entrevistas

GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS

Liliana Lukin nació en 1951, en Bánfield, Buenos Aires. Es poeta y profesora de Letras, docente en Crítica de Artes de la UNA (Universidad Nacional de las Artes) y coordinadora de la Clínica de escritura poética de la Biblioteca Nacional.

En las respuestas a nuestra entrevista, Liliana dice:

«Supe tempranamente que un texto no servía si no estaba segura de no haber leído nada parecido: sabía que tenía que encontrar una manera “propia”, contaba con un oído y una memoria de lo leído que iban en ese sentido…»

ENTREVISTA CON LA AUTORA

Gilgamesh: Liliana, tu poética es un compendio de «lo que puede un cuerpo, una voz-mujer» sin caer en las trampas «del eterno femenino»; un mirar, un auscultar el mito patriarcal que construye a la mujer como objeto. Desde «Abracadabra» (Plus Ultra, 1978) hasta «El Museo de la Infancia>), has hecho tu propia revuelta feminista, has transitado los temas del amor, del erotismo, de la sexualidad, del duelo, de la carne que construye una política del cuerpo y de la escritura. ¿Cómo y por qué empezaste a soltar la lengua? ¿Cómo fuiste elaborando ese estilo que se reinventa en cada nuevo trabajo y aun así es la voz inconfundible de una poeta-crítica-artista?

Liliana Lukin: ¡¡¡Soltar la lengua!!! Creo que nunca la tuve atada o anudada, en mis recuerdos de adolescencia, donde ya empezaba a leer devoradoramente y a copiar lo que me interesaba, retirando de a 10 libros de poesía por semana de la biblioteca de la Escuela Normal Nacional, me recuerdo participativa, algo provocadora, líder de lo que fuera, contestataria con recursos que no tenían que ver más que con la historia familiar y las lecturas, también de la biblioteca de mi casa. Un hogar modesto y comunista en secreto, judíos antirreligiosos, con libros donde nunca leí acerca de ese origen, y sí acerca de ese “ideal”, pero donde no podía ejercer esas “libertades”: un padre autoritario, mentor intelectual, fue el motivo de mi primera rebelión a los13, aunque permanecí obediente hasta cierto punto, integrada, probablemente porque ya escribía, lectura, escritura: un mundo “propio”. Por qué es una pregunta de respuesta implícita, no había otro “motivo” que me convocara más que decir lo que pensaba en cada espacio, he ahí una toma de posición, de posesión. Va un poema del último libro, El Museo de la Infancia, porque en tu pregunta están casi todas las respuestas:

Aunque mire a lo hondo, no veré el lecho musgoso,

lo que allí se macera desde siempre, acumulando

residuos, tantos pies que entraron y no volvieron

a salir, risas que cubrían el aire, el agua sacudida

por los brazos. Hubo felicidades de cuerpos ajenos,

hubo crimen y silencios para flotar en la transparencia.

Pero aunque mire más hondo aún, no lograré ver

ni la mitad de lo vivido por otros, ni la mitad terrible,

ni la mitad de la mitad de lo vivido por mí.

Ella dice algo así como “cada uno es su propia trampa”

y siempre vuelvo a leer su historia de la estola de zorro

usada como alfombra para dar de comer a los verdugos.

Es probable que yo haya escapado, que haya podido

romper la puerta, la tapa, la reja, la soga, la letra

en la que estuve atrapada, y la escriba y la escribiré.

Pero si miro a lo hondo no veo lo que quisiera ver:

las marcas del daño se borraron, no son duras cáscaras,

no duelen, sólo tapan el aire, muescas en un cuerpo

que agitan las risas, el agua, lo que podemos saber,

y yo insisto en mirar, buscar allí, raspar y ver la sangre,

sus hilos finos, como alambres que cosen mis días.

Mi conciencia acerca del cuerpo fue intuitiva y total, sin ningún antecedente de lecturas feministas, salvo lo que de las lecturas se estuviera formando como un corpus de ideas que hacían su trabajo…. Ahí mi madre, nada permisiva, cultivaba el cuidado de la presencia (4 hijes, todes heredando la ropa del anterior), y de alguna forma precaria, económica, resolvía, siempre a medias, la necesidad de que “me pareciera”. Sobreponerme a la “diferencia”, destacarme al bailar: tenía lo que sería entonces “éxito” con los varones, y supongo que ese entramado (época, condición social no privilegiada, lecturas, sexualidad reprimida vs. corporalidad no reprimida, estímulos docentes) le dio a mi “lengua” una libertad que exploré, desde una posición antes que nada reivindicativa del “compromiso social”.

Así se fue hilando una escritura cada vez menos sentimental, ligada a la experiencia, con una elaboración de esa mixtura: atravesada desde muy niña por los tres tomos del Poema pedagógico de Makarenko, y las novelitas de Corín Tellado leídas a escondidas, todos los títulos de la colección Robin Hood, las revistas “mexicanas” de historietas, la revista Intervalo con sus adaptaciones de obras famosas de la literatura, maravillosamente ilustradas, hasta libros como Cuerpos y almas, de Maxence van der Meersch, que leí, escondida en los recreos, en primer año.

Ser mujer, o bien, ser, era un orgullo, una atrevida puesta en juego del deseo, pero sobre todo, de defensa del deseo. Y siguió siéndolo en etapas sucesivas de mi vida, cada vez más como un destino de resistencia.

Eso empecé a escribir, de muchas maneras, que no creo hayan sedimentado en un lenguaje muy personal hasta al menos mi segundo libro, en 1980, cuando ya había pasado por la experiencia intelectual de los primeros años de la carrera de Letras en la UBA, marcada por la ruptura con mis modos de escritura anteriores, por materias cursadas en el ‘73 y ‘74 con Noé Jitrik, Josefina Ludmer, por ejemplo, y ya en 1985, por Nicolás Rosa.

Supe tempranamente que un texto no servía si no estaba segura de no haber leído nada parecido: sabía que tenía que encontrar una manera “propia”, contaba con un oído y una memoria de lo leído que iban en ese sentido, y trabajaba a conciencia pero también con un fluir musical de ideas, continuo y tramado con mi propia vida: leer, escribir, hacer el amor, tenían la misma importancia, y con el cine y la amistad fueron mis pasiones simultáneas.

Gilgamesh: Otra de las peculiaridades de tus libros ―hoy muy común― es el despliegue estético, el darse como libro-objeto de arte, casi un ritual en tu producción poética. ¿Qué te llevó a esa poética de la imagen o a esa arquitectura de la palabra? ¿Sos de las poetas que están en cada detalle desde que suelta el libro a la edición? ¿Nos contás cómo ha sido ese proceso de compartir con artistas plásticos tus libros de poesía? ¿Podrías adentrarnos en el proceso de «retórica erótica» (Ediciones Asunto impreso, 2002) y «Teatro de Operaciones. Anatomía y Literatura» (Ediciones en Danza, 2007)?

Liliana Lukin: siempre me fascinaron las imágenes (la Enciclopedia Sopena en 3 tomos era un libro de lectura) y ya adolescente coleccionaba, usados, ejemplares de La Pinacoteca de los Genios, de los que todavía guardo los preferidos: en otros contextos podía reconocer al autor de una pintura, tal era mi entrenamiento en la mirada y mi memoria fotográfica. Fui desde los 10 a los 13 años a varios talleres de dibujo en mi barrio, en Banfield, después copiaba en escala óleos, a pedido de mi papá, para algún regalo y finalmente al terminar la secundaria, trabajé en un local de venta de marcos para cuadros, haciendo ese trabajo en la vidriera, con un atril…

Soy de las que piensan el libro como un objeto integral: en el primero, Abracadabra, imágenes de “abraxas”, en Malasartes, 1980, en tapa, contratapa, portadilla e interiores, obras de Guillermo Kuitca, y en los que mencionás, la idea de los textos estaba, desde el principio, ligada a las imágenes: para retórica erótica hice una búsqueda: me armé una pequeña biblioteca de libros de fotografía, todas las formas de la iconografía erótica o pornográfica de entre 1858 y 1930, que me fascinaron, alimentaron mis ideas, se trataba de saber cuáles imágenes me “hablaban”. Tenía ya algunos textos, y había un proyecto muy claro, pero sin las fotocopias, en la página blanca, de las imágenes elegidas, no podía escribir. Se trataba casi de un pacto entre ellas y los textos, que fueron dibujados por mí con letra “caligráfica”, de maestra, (supongo), con una lapicera de pluma cortada que permitía hacer ese dibujo. Después, la magnífica concepción que las diseñadoras lograron, entendiendo que se trataba de “el cuerpo de la letra” y “la letra en el cuerpo”: así, mujeres desnudas, en escenas “de estudio”, posando su estar a la espera. Sobre esto, las teorías que el texto desgrana: acerca de él, que nunca dice la palabra que se desea oír, acerca de ellas, de su deseo siempre manifestado: denuncia, reclamo, ironía, renuncia, desesperación.

Teatro de Operaciones.Anatomía y Literatura registra un desastre sobre la naturaleza, siendo testigo de la tala de 100 árboles, en el Sur, alrededor de la casa donde había ido a escribir. Corte, pérdida, cuerpo herido, el proyecto: otra vez dar testimonio del daño sobre los cuerpos “en campos que concentran”, la relación de quien tiene la palabra, con esa escena dolorosa, y en la segunda parte, con el propio cuerpo que duele, envejece, dando cuenta de su daño y sus dolores físicos y morales. Volví al Lugar poco tiempo después, con mi compañero, para sacar fotos de los árboles cortados, del césped entre los troncos al ras, que, combinando con obras de Hilda Paz y un grabado anatómico de Pietro da Cortona del 1600, impresos en calcos, velaban los textos. Las diseñadoras son las mismas, pero las ideas fueron nuestras.

Gilgamesh: Le has puesto el cuerpo y la voz a lo político, en tu obra la estética de lo femenino se construye también sobre la base de una ética del sujeto femenino. ¿Qué significa, para vos, ser una poeta comprometida? Pensamos en «Descomposición.1980.82» (Ediciones de la Flor, 1986), un libro escrito en Dictadura, guerra de Malvinas mediante; en «Ensayo sobre el poder» (Wolkowicz Editores, 2015), en «El Libro Del Buen Amor» (Wolcowicz Editores, 2015) y en «La Ética demostrada según el orden poético» (Ediciones La Cebra, 2011). ¿Nos contás sobre estos libros?

Liliana Lukin: “Yo soy mi cuerpo, y eso es lo que escribo”, ha sido como un “lema” después, pero he pasado por la mirada y la palabra el dolor de otros cuerpos: desaparecidos en Dictadura, perdidos en Malvinas, Madres y Abuelas haciendo sus huellas en nuestras vidas.

Escribo sobre la felicidad, por tanto, sobre el dolor y la pérdida: me interesa construir una escritura que va mutando, pero siempre trabaja sobre un cuerpo, vivo, móvil, individual o colectivo, un cuerpo de ideas, el cuerpo de un pensamiento que se expande y reflexiona con palabras.

La misma voz me obsede, reaparece desde el segundo libro, Malasartes, se hace más fuerte en Descomposición.1980-82, más dura aún en Cortar por lo sano. Son voces que provienen del cruce entre lecturas “de época” y la música que producen, en el lenguaje, tras años de macerar los sonidos (“el sonido es el eco del sentido”, según Gerard Manley Hopkins) en lo que llamamos “una voz propia”. Después vendrán los libros donde me deslizo de un diálogo con la Historia a un diálogo con la historia: la maternidad, el amor, “lo” mujer, el erotismo, la filosofía, …épocas.

Ese devenir reaparece en Ensayo Sobre el Poder, pero nunca había dejado de hacer una escritura que vos nombrás “comprometida”: creo que las palabras comprometen tanto como los actos.

La partitura de esos textos, su entonación, proviene de la decepción, de la tristeza ante lo inevitable, de la desilusión. La conciencia sabe, pero no alcanza. Son las múltiples formas del poder las que dejan al aire la carne desollada de eso que llamamos humanidad. En estos libro trabajo desde la certeza de la decadencia del universo, desde el valor de la palabra que fracasa y desde cierta noción turbia de la naturaleza que nos rodea.

Se trata de la asunción de una ética (una estética) de lo político que el lenguaje puede ser, y de ese modo, Ensayo Sobre El Poder, en su título tan literal, se abre y cierra con varias citas de escritores sobre el tema de “víctima y victimario”. Se entrecruzan los límites del pensamiento sobre el sentir y su relación con el actuar, voy desde la directa relación entre lo más débil y lo más fuerte para el imaginario social (lobos y corderos), hacia referencias a la Historia contemporánea y atemporal.

Gilgamesh: Quizás no haya mejor manera de demostrar que tus libros merecen relecturas que las reediciones de >Cortar por lo sano> (1987, reeditado en 2003), «Cartas» (1992) y «Las preguntas» (1998), ambos reeditados en 2016. ¿Por qué tu necesidad de reeditar estos textos? En 2009, Ediciones del Dock, edita «Obra reunida. 1978-2008». ¿Cómo llegaste a esta decisión? ¿Hubo un trabajo de relecturas, corrección y arrepentimientos? ¿Tendremos otra «Obra reunida. 1978-2020»?

Liliana Lukin: Las reediciones no fueron una necesidad, sino la conjunción entre el deseo de unas editoriales amables y serias que querían editar un libro mío, aunque no fuera inédito, y mi deseo de ofrecer esos libros. En el primer caso, los queridos Alexis Commamala y Cecilia Romero Messein de Ediciones Pan Comido, de Córdoba, conversaron conmigo y el grupo editor estaba entre Cartas y Cortar por lo sano. Este libro, que fue escrito en 1983, ganó el primer premio del concurso de Ediciones Culturales Argentinas en 1985, demoraron en cumplir con el premio-edición y se publicó en 1987. Cuando decidieron publicarlo recordé que había sido impreso ¡en la Imprenta de la Universidad Nacional de Córdoba! exactamente 30 años atrás. Así que era su destino ser reeditado allí, en la hermosa compañía de les poetas de esa editorial.

En el caso de Cartas y Las preguntas, libros que son casi uno continuación del otro, Alejandro Russo, de Ediciones Del Camino, coincidió conmigo en que era oportuno que salieran juntos ya que se cumplían 15 años de la publicación del primero. Gustavo Schwartz, mi compañero, diseñó esas bellísimas tapas, y tienen al final un plus: Con-textos críticos de cada uno de los libros.

Gilgamesh: Hay en tu producción dos obras donde el cuerpo y el duelo son omnipresentes: «Ensayo sobre la piel» (Ediciones Activo Puente, 2018) y «Como se lleva a un niño» (Wolcowicz Ediciones, 2020). ¿Cómo se escribe y se hace el duelo de lo íntimo en la poesía? ¿Cómo fue escribir desde el dolor, desde la pérdida?

Liliana Lukin: En Ensayo sobre la piel he vuelto a escribir sobre el amor: otra forma del amor, fraterno, compasivo, ante lo hermanado que se pierde en la declinación de la conciencia. Un amor como cuidado y donación de alegría para el ser del Otro. Mi hermano menor y su vía crucis, y el acompañamiento que pude darle. Deslizamientos o transformaciones del amor, y también, en ese libro, de las formas de lectura: la experiencia de una estructura doble, con pies de página donde los poemas se permiten, como si fueran ellos quienes escribieran, narrar lo ominoso, hacer la denuncia de el reverso de las situaciones, decir esa verdad de las instituciones y de la ideología represiva que las estructura y convierte en infiernos, que difícilmente llegamos a conocer a menos que seamos víctimas o testigos.

Como se lleva a un niño, es un libro en carne viva, un libro sobre algo nuevo en mi vida, recuerdos y sensaciones, ráfagas de ideas e imágenes de la vida reciente y del amor perdido por la enfermedad y la muerte: su ausencia en mí, un discurso amoroso que se inscribe sin releerlo en el Diario de duelo, de Barthes, en Las muertes de Roland Barthes, de Derrida, en nada más que la experiencia, como siempre.

“Yo soy mi cuerpo,/ y eso es lo que escribo”, pero es necesaria una palabra que sufra para que se lea un sufrimiento. Entonces, la poesía como “puesta en acto” de la duda, que diga, desde la más cruda emoción, que la poesía es, como dice Meschonnic, “lo que puede un cuerpo en el lenguaje”. Hay un trance, un tránsito entre lo que se quiere decir y cómo decirlo: releo, reescribo, pulo como el pulidor de lentes que era Spinoza hasta que veo, en el blanco, que lo que “dice” es lo que “quise”, y que el equilibrio o desequilibrio entre los elementos produce en mí el efecto no previsto de un boomerang, donde cada línea tiene que llevar a la siguiente o a la anterior y con-mover.

Lo íntimo es intraducible: escribí, en otro lugar y antes de la publicación de ese libro, que “el discurso amoroso es la donación de una intimidad en el lenguaje”, pero cuando el libro Como se lleva a un niño fue terminado, entendí que nada había terminado: ni mi escritura sobre “eso”, que se fue convirtiendo de “sobre su ausencia en mí” en un libro inédito que defino como “quién soy, ahora, sin él”, ni el dolor, que cubre con su velo casi transparente el mundo.

Gilgamesh: Sos una escritora argentina de ascendencia judía. ¿Qué papel juega en tu identidad de poeta tu identidad religioso-cultural?

Liliana Lukin: No tengo una identidad religiosa, nadie en mi familia, que se remonta apenas a mis abuelos y abuelas, era religioso, sí mantenían las tradiciones a través de la comida y la música. Desde mi historia como hija de inmigrantes judíos (mi papá llegó con 5 años), he llegado a escribir y a pensar sobre la cuestión de las violencias que entrañan la discriminación, la pérdida de la identidad y del lenguaje, (creo que el judaísmo está en la invención de una lengua que me obligaron a perder), muchas veces disimuladas en la asimilación que permitieron los países “jóvenes”, donde igualmente se trasplantaron los prejuicios.

Escribo y leo sobre estas cuestiones, prolifero entre mis papeles…así es como ese pasado, que determina en algunos niveles nuestro presente, se vuelve materia del poema, de ensayos y seminarios donde trabajo con el tema de la representación del cuerpo en la tortura y la represión a partir de narrativas argentinas, y de algunos otros textos que estoy escribiendo, crónicas de viajes, misceláneas.

Gilgamesh: ¿Qué lecturas, qué escritores marcaron tu camino poético? ¿Qué lecturas te acompañan en la escritura y cuáles cuando la escritura se retira? ¿Te sentís parte de una generación poética?

Liliana Lukin: leí casi toda la poesía argentina y latinoamericana, digamos, ¿hasta los 25 años? Amé primero por supuesto a Alejandra Pizarnik, a Gelman, a Vallejo, a Molina, Orozco y Viel, a Madariaga, Girri, Neruda, Blanca Varela, Marosa di Gorgio, Lezama, los Parra, Pablo de Rokha, mientras leía y recibía libros de mis contemporánexs argentinxs, enorme biblioteca.

Recuerdo mi impacto ante narradores como Reynaldo Arenas, Felisberto Hernández, García Márquez, Lispector, Scorza, Onetti, Enrique Lafourcade, Kafka, leídos en esa época. No estoy mirando los estantes de mis bibliotecas, seguro me olvido de algún nombre importante en mi vida.

Del resto de la poesía, antes de los 30 años: Lihn, Yannis Ritsos, Rilke, Celan, Nazim Hikmet, Eluàrd, Renè Char, Yehuda Amijai, Dickinson y Sylvia Plath, y todas las antologías: poesía rusa, norteamericana (apenas dos o tres mujeres), surrealista, futurista, francesa, alemana, china…

Después, Gonzalo Rojas, Kozer, W.Stevens, Ashbery, Elliot, Marina Tsvietáieva, Hélène Cixous, y la construcción y devoración de una biblioteca de Cartas de amor y Epistolarios, Diarios íntimos, Memorias, Diarios de Viaje, Autobiografías, que me sumergió literalmente entre 1990 y 2000.

Y simultáneamente, y antes y después, leo o leí, entre otros, a Meschonnic, Agamben, Deleuze-Guattari, Suely Rolnik, Sloterdijk, Rancière, Didi-Huberman, Derrida, W. Benjamín, Barthes, Agota Kristoff, W.G.Sebald, H.Cixous, Simone Weil, Tomas Bernhard, Marguerite Duras, Christa Wolf, Ingeborg Bachman, Herman Broch, Nina Berberóva, Hanna Arendt, John Berger, Kristeva, Beckett, Canetti, Herta Müller, Pasolini, Quignard, Carrére, Kluge, Szymborwska y toda la poesía de mujeres norteamericanas que desde hace tan pocos años está traducida al argentino y es un regalo maravilloso y tremendo. Un cóctel que sedimenta y tiene su peso, pero que también me permite pasar de un mundo a otro.

Gilgamesh: Hoy las lecturas de poesía y los talleres literarios son una constante. ¿Cómo ha sido tu experiencia en estos ámbitos? ¿Qué opinión te merecen los premios literarios?

Liliana Lukin: de todos los talleres literarios que, desde 1980, coordiné, de los grupos de análisis de cine, de lectura, y de todas las experiencias interdisciplinarias, rescato la Clínica de Escritura Poética de la Biblioteca Nacional Argentina, que coordiné entre 2004 y 2015, cuando fuimos cancelados por el gobierno de Macri. Fueron 10 años y pasaron casi 50 proyectos, y hubo un núcleo de 25 poetas que terminó su trabajo, algunos hasta dos libros, donde pudimos fundar Ediciones La Biblioteca, de forma cooperativa, editando 5 Antologías anuales y, con el apoyo de la Biblioteca, la colección miliuna que publicó 16 libros de los integrantes. Un trabajo apasionante y unos libros notables, preciosos, que tuvieron sus presentaciones y estuvieron en librerías.

Con respecto a los premios: Ya no me presento a ninguno. Supongo que es una opinión.

Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variaciones, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y, quizá, también leída por algunas de sus amistades… Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en tu opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?

Liliana Lukin: Liliana Lukin: no sé si es una pérdida “reparable”…considerando que ni siquiera todes les poetas leen a les grandes escritores poetas, narradores, ensayistas, cuyas escrituras son también poéticas en un sentido amplio, considerando que acceder a ciertos libros esenciales ha dejado de ser hace mucho algo accesible económicamente y, por otra parte, que hay autores, en particular, poetas mujeres, cuya obra ha empezado a ser traducida hace pocos años (pienso en el alud de extraordinarias voces traducidas del inglés de las que en mis años de formación, en los ’80, sólo circulaban selecciones en algunas antologías y revistas, y que se revelan ahora de una actualidad abrumadora, con toda su violenta belleza en la mayoría de los casos), considerando que las transformaciones de la circulación de textos e imágenes se ha modificado al extremo de que se lee más la pantalla de un teléfono celular, de una computadora, que un libro (aunque en las pantallas se lean también libros), y por último viendo el fenómeno de la enorme circulación de textos, editoriales independientes, ferias, ciclos “en vivo”, (en parte como efecto del final de la pandemia, en parte como recurso social de visibilización) que hace que todo sea publicable como poesía, y que se lea y circule en ciertos ámbitos, creo que no es posible hablar en los términos de la reflexión de Steiner…

Tal vez ni siquiera deberíamos pensar en la idea de “gran público” en sus términos, cuando millones de personas en el mundo no tienen acceso ni a la lectura ni a otros medios de comunicación. Esta es una cuestión a pensar, creo, desde una realidad radicalmente otra. Leo sobre algunas de estas cuestiones, pero no creo, otra vez, que se pueda pensar en una “pérdida”, ni en una “reparación”… lo irreparable reina. La poesía apenas puede con “eso”.

DATOS BIOBIBLIOGRÁFICOS

Nació en Bánfield, Bs.As., en 1951. Es Profesora de Letras por la Universidad de Buenos Aires. Publicó los libros de poesía: Abracadabra, Ed. Plus Ultra, Bs.As.,1978; Malasartes , Ed.Galerna, Bs.As., 1981, Descomposición.1980-82, Ediciones de la Flor, Bs.As.,1986; Cortar por lo Sano, Ediciones Culturales Argentinas, Bs.As., 1987; Carne de Tesoro, Editorial Sudamericana, Bs.As, 1990; Cartas , Ediciones de la Flor, Bs.As., 1992; Construcción comparativa, plaquette, Ediciones Delanada, Santa Fé, 1998; Las preguntas, Ediciones de la Flor, Bs.As., 1998; retórica erótica , Ediciones Asunto Impreso, Bs.As., 2002; Construcción comparativa, Alción Editora, Córdoba, 2003; Teatro de Operaciones. Anatomía y Literatura, Ed.en Danza, Bs.As., 2007; Obra reunida.1978-2008, Ed. del Dock, Bs.As., 2009; Libro de buen amor, CILC Ediciones, Bs.As., 2010; La Ética demostrada según el orden poético, Ed. La Cebra, Bs.As., 2011; El Libro Del Buen Amor, Ediciones Wolkowicz, Bs. As., 2015; Ensayo sobre el poder, Ediciones Wolkowicz, Bs. As., 2015; Ensayo sobre la piel, Ediciones Activo Puente, Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, Buenos Aires, 2018; Como se lleva a un niño, Ediciones Wolkowicz, Buenos Aires, 2020.

Ensayos y reseñas sobre sus obras, y pdf de las mismas en este.

En 2013 se reeditó Cortar por lo sano.1983, Ediciones Pan Comido, Córdoba, Argentina y en edición epub, Carne de tesoro y Teatro de Operaciones.Anatomía y Literatura,para la Biblioteca Virtual ibuk.com.ar.

En 2016 se reeditaron Cartas (1992) y Las preguntas (1998), Ediciones Del Camino, Buenos Aires.

Publicó, en francés: L’Ethique démontrée selon l’ordre poétique y Petite anthologie provisoire, plaquettes bilingües, traducidas por Jacques Ancet, Colección Teatro de Ideas, Bs. As., 2012, Calligraphie de la voix, traducción de Jacques Ancet, Alidades Editions, Francia, 2013 y L’Ethique demontrée selon l’ordre poètique, traducción de Jacques Ancet,Editions Caractères, París, Francia, 2014.

Publicó en alemán: Vergleichs-Konstruktion, traducción de Eva Srna, Löcker edition, Viena, Austria, 2016.

Publicó en inglés: Theater Of Operations/Anatomy and Literature, traducción de Natasha Hakimi, literal publishing, Texas, U.S.A., 2016.

Publicó en polaco: Ensayo Sobre El Poder, traducción de Ágata Kornacka, ediciones del Muzeum Historii Polskiego Ruchu Ludowego, Biblioteca Ibérica, Varsovia, Polonia, 2017.

Recibió, entre otros, el Primer Premio Ediciones Culturales Argentinas, Secretaría de Cultura de la Nación, 1985, la Mención Especial en los Premios Nacionales de Literatura 87/88, Secretaría de Cultura de la Nación, el Premio Fundación Antorchas, 1989, la Beca del Fondo Nacional de las Artes, 1997 y los subsidios a la creación literaria del Fondo Metropolitano de las Artes, Ciudad de Buenos Aires, en 2005 y en 2007.

Su obra está incluida, entre otras, en: Antología de la nueva poesía argentina, comp. Daniel Chirom, Ed.Cuatro-Ambigua Selva, 1980, La nueva poesía argentina, por Leopoldo Castilla, Ed. Hiperión, España, 1987; Coloquios del Oficio Mayor, por M.A. Zapata, revista INTI, Brown University, 1987/88, EEUU; Poesía Hispanoamericana: territorio actual, por Julio Ortega, Ed. Pequeña Venecia, Caracas, 1993; Se miran, se presienten, se desean: el erotismo en la poesía argentina, por Rodolfo Alonso, Ed. Ameghino, Bs.As., 1997; Poesía argentina 2000, Cuadernos del Matadero, dirigidos por David Viñas, U.B.A., Bs.As., 1999; Judíos/Argentinos/Escritores, por Gisela Heffes, colección David Viñas, Ediciones Atril, 1999, Argentina Fin de Siglo, por Rodolfo Privitera, revista INTI, Brown University, EEUU, 2001; Erótica argentina, por Daniel Muxica, Ed. Manantial, Bs.As. 2001; Poetas argentinas (1940-1960), por Irene Gruss, Ed. del Dock, Bs.As. 2006 y 200 años de poesía argentina, Ed. Alfaguara, por Jorge Monteleone, Bs.As. 2010, Une anthologie de poètes argentins d’aujourd’hui, trad. de C. Madero, Université de Poitiers, 2011, las antologías de entrevistas y textos de autores argentinos de origen judío: Mit den augen in der hand, comp.y trad. de Erna Pfeiffer, Ed.Mandelbaum, Viena,Austria, 2014 y “Sie haben unser Gedächtnis nicht auslöschen können“. Jüdisch-argentinische Autorinnen und Autoren im Gespräch. Comp.y trad. de Erna Pfeiffer, Ed. Löcker, Viena, Austria, 2016, Estar en común sin comunidad, comp. Marcelo Percia, Ediciones La Cebra, 2017, Antología temática de la poesía argentina, comp.Américo Cristófalo et alt., Editorial Universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, 2017, Voces y ruidos – Essays und Gespräche zur spanischsprachigen Poesie/Lyrik im 21. Jahrhundert, “Quartett zu vier Händen, Lyrik jüdischer Autorinnen aus Argentinien”, por Erna Pfeiffer,. P.Holland, J.Prieto y Ch.Quandt editores, Verlag Reinecke & Voß / hochroth Berlin, 2019, y en Historia Crítica de la Literatura Argentina, dirigida por Noé Jitrik, Una literatura en aflicción, volumen dirigido por J. Monteleone, Editorial Emecé, Buenos Aires, 2018.

Durante 1988/89 fue Asesora Literaria del Centro Cultural Gral. San Martín, de Bs.As., donde organizó el Foro de Literatura Contemporánea y el Primer Foro de Cine Argentino.

Desde 1988 hasta 2001 organizó XIII Encuentros de Escritores, y editó los correspondientes “Cuadernos de Narrativa Argentina”, como Asesora Literaria de la F.Noble de Clarín, con los que realizó más de 100 talleres de crítica literaria y viajó en 1991 a 9 Universidades de EEUU, invitada con ese material a Rutgers University por Tomás Eloy Martínez, a Maryland por Saúl Sosnowsky y José Emilio Pacheco, a Missouri, a Boston University, a Brown University por Julio Ortega y a New York University por Jean Franco, donde leyó poemas en su Seminario sobre Escritura de Mujeres Latinoamericanas.

Coordinó desde 1978 a 1989 talleres de escritura, realizó performances integrando la literatura a otras artes desde 1984, coordinó talleres y grupos de análisis de cine durante 10 años, y entre 2003 y 2005 fundó Centroimargen, un centro cultural interdisciplinario, donde fue curadora.

Es autora de los ensayos: “El cuerpo en la letra de El entenado, de Juan José Saer”, 1985; «Es presa de sí demasiado», en La escritura en escena, Ed. Fundación Proyecto al Sur y Corregidor, Bs.As., 1994, “El cuerpo en Gutural”, en Gutural y otros sonidos, de Estela dos Santos, Alción, Córdoba, 2005, en Revue America, https://journals.openedition.org/america/1383, y en www.cuerposelocuentes, Deshilvanar. Fragmentos. Representación del cuerpo en la tortura y represión. Narrativas argentinas 1970-1990”, publicado en La Biblioteca, nº 11, http://www.bn.gov.ar/…/la-biblioteca-no-11-el-presente…, revista de la Biblioteca Nacional de la República Argentina, 2011, en www.librospeligrosos.com y en Revue Amerika, https://journals.openedition.org/amerika/5857.

En 2009 y 2010 fue invitada a dar Seminarios sobre “Representación del cuerpo en la tortura y la represión: narrativa argentina 1960-1990” en la Universidad Hebrea de Jerusalén y en la Universidad Autónoma de Barcelona, respectivamente.

En 2011 viajó a Francia invitada por la Universidad de Poitiers y la Embajada Argentina en París, siempre auspiciada por la Cancillería Argentina.

En 2012 fue invitada a las Jornadas de Estudio sobre Cuerpos y Territorios, organizada por la Universidad Rennes 2, el Laboratorio Interdisciplinario de Estudios sobre las Américas (LIRA/ERIMIT4327), el grupo GRADIVA y la Universidad París 8.

En 2013 fue invitada al Marchè de la Poèsie, a participar con una conferencia sobre L’enfermement, en el CRICCAL, Universidad Sorbonne 3, y sobre Representación del cuerpo en la tortura y la represión: narrativa argentina 1960-1990, en la Maison de l’Amérique latine de París.

En 2014, en ocasión de la publicación de un libro al francés, estuvo en el Salon du Livre de París y dió una charla en la Embajada Argentina en París invitada por el Collectif Argentine pour la Memoire.

Estas invitaciones fueron auspiciadas por la Sría. de Cultura de la Nación Argentina.

En 2016, invitada a Austria por la Universidad de Graz, el Centro de Estudios Judaicos de la misma y por sus traductoras, dió conferencias y lecturas en la Universidad de Graz, la de Innsbruck y la de Klafenburg y presentó su libro con una lectura en el Instituto Cervantes de Viena.

En 2019, invitada por la Universidad Sorbonne 3, participó con una presentación sobre “Archivo de autor” en el CRICCAL y también, invitada por la Universidad Católica de Lovaina, participó en un Coloquio sobre “Discurso Amoroso”, en su obra, en diálogo con la teoría (Barthes, Jullien, Illouz, Guattari).

Egresada de Letras de la Universidad de Buenos Aires, actualmente es docente en Crítica de Artes de la UNA (Universidad Nacional de las Artes), y organizó desde 2007 a 2012 las “Jornadas Cuerpos Argentinos”, reuniendo a 100 artistas e intelectuales, declaradas de Interés Cultural por la Sría. de Cultura de la Nación.

Desde 2004 a 2015 coordinó la Clínica de escritura poética de la Biblioteca Nacional de Argentina, donde fundó Ediciones La Biblioteca editando 5 Antologías anuales, y la colecciòn miliuna, que publicó 16 libros de poesía de sus integrantes. Es autora de antologías temáticas, entre otras: “Una Buenos Aires de novela,1838-1963” y “Una Buenos Aires de novela II,1963-1983”, Ed. Sudamericana, Bs.As., 1999 y 2000 y “Una América de novela”, Ed. Sudamericana, 2001. Tiene inéditos “Cartas de amor/correspondencias, S.XII-S.XX”, antología de cien epistolarios y un estudio sobre el género, y “Solidaridad y resistencia en la literatura: narrativa argentina 1983-2003”.