Sobre su obra

De una carta a la autora

Por Raúl Artola
Director de la revista El camarote.

Hace días que he recibido y leí Teatro de Operaciones. Uno enmudece un tiempo ante regalos como éste. Ya casi nadie se atreve (la falta de imaginación y de sentido estético debería engrosar el catálogo de calamidades sociales de uno de tus últimos poemas) a engalanarse con una edición tan osada y bella.

Este libro (cuya primera parte conocía inédita, cuando editaba aquel número especial de nuestra Revista Camarote, y su lectura me resultó áspera e inhóspita, bella y casi salvaje) me fue ganando lenta e implacablemente la emoción dormida.

Siento que es un libro que comienza desde la epidermis y los ojos y luego se adentra, va haciéndose entrañable y cada vez más sincero, más íntimo. Al punto de que «Ingeniería natural» uno preferiría no leerlo a fondo, pasar las páginas haciéndose el tonto, mirando para otra parte, como si no nos rozara. Pero esa anestesia no me duró, relativamente, más que hasta «17» y desde allí hasta el final fui atravesado: «la poesía, que no salva de nada,/ vendrá por nosotros».

Tu desnudez de Cartas y de retórica erótica parece ahora un anticipo, casi un juego de máscaras, el cortejo, las artes de seducción, los perfumes del amor. Y ahora llega la verdad total, el develamiento, la descarnada realidad.

Me alegra y me emociona mucho este libro; creo que resignifica toda tu obra, la culmina con un brillo oscuro, indeleble. Supongo que los que se atrevan a leerte por primera vez sin preconceptos se sentirán traicionados (y admirados en el mejor de los casos); son más tranquilizadoras las figuras conocidas en un friso previsible.